El anillo del nibelungo es un ciclo de cuatro óperas épicas, basadas libremente en figuras y elementos de la mitología germánica, particularmente las Sagas islandesas.
Estas operas son El oro del Rin, La Valquiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses.
El libreto y la música fueron escritas por Richard Wagner en el curso de veintiséis años, entre los años 1848 a 1874.
El nibelungo al que el título de la tetralogía hace referencia es Alberich.
El Anillo del Nibelungo es un trabajo de extraordinaria escala que Wagner tardó más de un cuarto de siglo en escribir.
Su cualidad más obvia, para alguien que la escuche por primera vez, es su extensa longitud: una representación entera del ciclo se extiende durante cuatro noches de ópera, con un tiempo total de quince horas, dependiendo de la velocidad que el director de a la ejecución de la partitura.
La primera y más corta de las óperas es su prólogo: El oro del Rin, que generalmente dura dos horas y media, mientras que la más larga y última, El ocaso de los dioses, puede llegar a las cinco horas.
Como tetralogía, está modelada como los antiguos dramas
griegos, que eran presentados como una trilogía de tres tragedias y una sátira.
Como tal, el Anillo del Nibelungo consiste en un prólogo, El oro del Rin, y tres jornadas, La Valquiria, Sigfrido y el El ocaso de los dioses.
La escala de esta historia es épica. Sigue las peleas entre dioses, héroes y varias criaturas mitológicas acerca del famoso anillo mágico que otorga dominación sobre el mundo entero.
El drama y la intriga continúan a través de tres generaciones de protagonistas, hasta la catástrofe final en El ocaso de los dioses.
La música del Anillo del Nibelungo es profunda y llena de texturas, su complejidad crece a medida que el ciclo se desarrolla.
La técnica del motivo temático musical, o leitmotiv, es utilizada de manera magistral por Wagner a lo largo de la tetralogía.
Los motivos temáticos van sonando a medida que los principales personajes, emociones, lugares y otras circunstancias van apareciendo en la obra, y reaparecen evolucionando de muy diferente manera a lo largo de la misma.
Wagner estaba insatisfecho con la estructura tradicional de la ópera como una serie de canciones o arias separadas, unidas por una trama.
En sus óperas previas, buscó disfrazar los momentos entre canciones como puentes musicales. Para el Anillo del Nibelungo, decidió adoptar un estilo integral de composición, donde cada acto de cada ópera se convertiría en una sola canción, sin interrupción alguna.
Como nuevo cimiento para sus óperas, Wagner adoptó el uso de lo que él llamó “Grundthemen”, o temas base, que se conocen desde entonces como motivos temáticos o más propiamente leitmotivs.
Aunque compositores anteriores ya habían hecho uso de leitmotivs, el Anillo del Nibelungo ocupa un lugar especial por su presencia extensiva e integral, convirtiéndose en la expresión perfecta de la personalidad de los sujetos a los que representan; y por la ingeniosidad de sus combinaciones y desarrollo.
Los avances en orquestación y tonalidad que Wagner hizo en esta obra son de importancia crucial en la historia de la música occidental.
Wagner tuvo quizá el mejor sentido del sonido orquestal de todos los compositores románticos; la gigantesca orquesta del Anillo del Nibelungo le daba una amplia paleta de 17 familias de instrumentos, que podían usarse por separado o en cualquier número de combinaciones para dar un infinito rango de expresión al gran abanico de emociones y eventos de la historia.
Existe una anécdota curiosa respecto del Anillo del Nibelungo, pues los compositores Franz Liszt y Tchaikovsky asistieron a la primera representación, donde se conocieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario