En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.
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Arthur Schopenhauer (1788-1860)

jueves, 4 de junio de 2009

Concierto Nº 2, impregnado de la afinidad de Chopin con el piano

Los dos conciertos para piano de Chopin son obras tempranas, que datan de sus últimos años en Varsovia.

No son conciertos en la tradición de las obras maduras de Beethoven, que son diálogos entre dos fuerzas opuestas pero iguales: solista y orquesta.

Los conciertos de Chopin nacen de una tradición muy diferente, representada por Johann Christian Bach, el Mozart de las primeras épocas.

En los conciertos de estos compositores, la orquesta está subordinada al instrumento solista.

Los conciertos de Chopin están concebidos para piano con orquesta en lugar de para piano y orquesta.

Chopin nunca dominó por completo el arte de la orquestación. De hecho después de los 21 años, nunca escribió para orquesta.

La relativa falta de importancia de la orquesta en sus conciertos se demuestra por el hecho de que, una vez, interpretó el Concierto Nº 2 con un solo de piano, logrando un buen efecto.

Héctor Berlioz, que era muy sensible al uso de la orquesta y que nunca escribió un verdadero concierto, hizo comentarios duros con respecto a los acompañamientos de los conciertos de Chopin.

Quizá Berlioz fue excesivamente crítico. Aunque terminó por desinteresarse de ella, Chopin si sabía cómo usar una orquesta.

La afinidad de Chopin con el piano, impregna el Concierto Nº 2 en fa menor.

Esto queda hermosamente demostrado por el primer tema.

Cuando es presentado en las cuerdas, con interjecciones de vientos y bronces, es muy vigoroso, pero no podemos apreciar su real belleza hasta que lo expone nuevamente el piano.

El piano agrega la ornamentación atractiva, haciendo renacer la melodía.

La misma comparación sirve para el segundo tema. Una vez que el piano hace su entrada, capta nuestra atención.

El acompañamiento orquestal típico, cuando lo hay, es simplemente de acordes de cuerdas. Los vientos y bronces permanecen silenciosos hasta los interludios orquestales.

Por último se da a la orquesta cierta importancia en el final.

Hay incluso un par de efectos especiales que sugieren que Chopin podría haberse convertido en un orquestador imaginativo si hubiera continuado componiendo para ese medio.

El movimiento tiene gran vitalidad, especialmente el tema principal.

La música parece no querer mostrar si su compás es de 2/4 o 3/4 y también respecto de dónde deben estar exactamente las líneas divisorias de los compases.

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