En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.
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Arthur Schopenhauer (1788-1860)

lunes, 4 de mayo de 2009

Johannes Brahms, un perfeccionista

Brahms era único entre los compositores románticos austro-alemanes que puso interés en la composición de música de cámara.

Con el rápido desarrollo del poder expresivo de la orquesta durante los años de juventud de Brahms, el papel tradicional de la música de cámara en la presentación de ideas musicales fue inevitablemente disminuido.

Más bien fue la música de cámara para un conjunto instrumental más grande, tales como  el octeto de cuerdas de Mendelssohn, o piezas de inusuales combinaciones de instrumentos, tales como “Retratos de cuentos de Hadas” Op. 132 de Robert Schumann para clarinete, viola y piano, que parecen más característicos.

A pesar de las numerosas contribuciones de las formas tradicionales de estos compositores, sólo uno se destaca como una obra maestra con visión de futuro, el Quinteto para piano de Schumann.

Brahms restableció la producción de un lazo más firme con el pasado clásico no sólo al ofrecer una gama más amplia de las obras, pero creaciones que contenían algunas de sus ideas más sorprendentes y formas originales.

Brahms, fue capaz de inspirarse en obras desconocidas para la generación de Schumann y Mendelssohn, obras como el Quinteto de cuerdas en Do mayor, op. 163 y el Cuarteto de Cuerdas en Sol mayor op. 161 de Franz Schubert, publicado sólo en la juventud de Brahms.

A su vez, el ejemplo de Brahms ofrece un estímulo directo a la música intensamente agrupada pensando en los compositores más radicales de la próxima generación: para Schoenberg y su escuela estuvieron tan influidos por la temática de Brahms al igual que por el por el uso del método “leitmotiv” de Wagner.

Sin embargo, Brahms lentamente llegó a un acuerdo con el mayor desafío de la tradición clásica de la música de cámara, el cuarteto de cuerdas.

Esto fue en parte por razones técnicas, ya que el mismo Brahms le dijo a su amigo Alwin Cranz que escribió por lo menos veinte cuartetos de cuerdas antes de publicar el opus 51 en 1873.

Pero también ésta dificultad, pudo haber surgido de los elogios que Robert Schumann escribió en el artículo "Nuevos Caminos", cuando Brahms tenía sólo veinte años.

Allí, Schummann describe a Brahms como un futuro gran maestro de las formas musicales, y probablemente esto, intensificó su natural perfeccionismo de cara al ejemplo clásico.

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