Cuando Couperin era ya un hombre celebre, ocupando el puesto de organista de Versalles desde 1693, organista de la iglesia de Saint Gervais en París, clavecinista famoso, y compositor reconocido y había escrito las mas importantes de sus obras religiosas e instrumentales, compuso estas Lecciones de las Tinieblas, a pedido de las Damas Religiosas que las cantaron con todo éxito.
Estas lecciones son meditadas en la liturgia de la Iglesia Católica, durante los oficios de miércoles, jueves y viernes santo.
Durante el siglo 9, se estableció la costumbre de ir apagando progresivamente los cirios al terminar estos oficios, para simbolizar los sufrimientos y la muerte de Cristo, por lo cual a las lecciones, (textos del profeta Jeremías), se les dio en llamar lecciones de las tinieblas.
La estructura de las Lecciones sigue fielmente el texto de Jeremías, que hacen alternar los versículos, con las letras del alfabeto hebreo:(Aleph, Beth, Ghimel, Daleth..., etc).
Estas letras son aprovechadas por el músico para componer unas vocalizaciones plenas de suavidad y flexibilidad sorprendentes.
En la obra, la fantasía del compositor parece sin límites. Su ciencia se expresa igualmente en la forma como sigue el texto de las Lamentaciones. Su música infunde unas veces, ánimo, otras, imploración, ternura, hasta gritos de dolor, siguiendo la gran tradición retórica de la época.
Notamos que las tres meditaciones, concluyen con la misma imploración: Jerusalen, convertere ad dominun tuum, que quiere decir, Jerusalén conviertete a tu Señor.
El bajo continuo, al estilo francés e italiano, compuesto de suaves líneas de notas iguales, que se detienen como largos suspiros, acentúan las voces, o marcan las cadencias.
Las notas de gran precisión permiten delinear la improvisación a la viola o el violín en el acompañamiento de órgano o del clavecín, de acuerdo con la recomendación del propio Couperin.
Ramiro Dávila G.
Sublime.
ResponderEliminarFrancisco.