El 1 de mayo de 1761 Haydn había firmado su contrato de trabajo con la familia Esterházy. Se trató de un momento decisivo en su carrera.
Después de muchos años de privaciones Haydn había comenzado a mejorar su situación hacia fines de 1750, y una posición como director de música a órdenes del conde Morzin había proporcionado una base desde la cual podría consolidar su creciente reputación.
Su nombramiento por el príncipe Paul Anton Esterházy indicó la elevada reputación que ya tenía, para él era en efecto de asumir la responsabilidad de la creación musical de uno de los más ricas e ilustres familias Austro-Húngaras.
Su entrada fue en primera instancia formal como Vice-Kappelmeister, pero su superior, Gregor Joseph Werner, que había sido Kappelmeister por más de 30 años y tenía cerca de 70 años, se mantuvo como en un cargo honorífico.
Para los efectos Haydn, le seguiría, con apenas 29 años,y se hizo cargo del puesto.
Franz Joseph se convirtió en Kapellmeister oficialmente en 1766 a la muerte de Werner, y seguiría siendo titular sirviendo como Kappelmeister de la familia Esterházy hasta su muerte en 1809, aunque en su vejez, al igual que Werner antes que él, fue relevado de sus responsabilidades cotidianas.
Desde 1761 hasta 1790, sin embargo, la vida musical de la corte Esterházy fue su ocupación de tiempo completo.
La mayoría de los 30 años que Haydn trabajó como Kappelmeister de los Esterházy, los pasó en la sede en Eisenstadt y, cada vez más, en el espléndido palacio de Esterháza, construido por el Príncipe Nikolaus, principal mecenas del compositor, que sucedió en 1762 a Pablo Antón.
Sin embargo, el período de servicio de Haydn se inició en Viena, donde la familia se encontraba en la residencia en el momento de su contratación, y es, sin duda, allí, en el palacio de los Esterházy “Wallnerstrasse”, que la trilogía de las sinfonías “La Mañana”, “El Mediodía” y “La Tarde” fueron escuchadas.
Como casi con toda seguridad las primeras obras compuestas en su nuevo cargo, las tres sinfonías ocupan un lugar especial en la carrera de Haydn.
Es evidente que él deseaba dejar su marca, para mostrar su verdadera valía, con obras que fueron sorprendentes y memorables.
Él ya tenía varias sinfonías en su haber, pero vió la necesidad de tener algo distintivo en esta ocasión.
Igualmente importante, habida cuenta de su función como director musical y compositor de la corte, el compositor quiso mostrar lo que podía lograr en cuanto al rendimiento de los músicos a su cargo.
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