Dimitri Bortniansky nació el 28 de octubre de 1751 en la ciudad de Hlukhiv de la actual Ucrania (llamada oficialmente "Glukhov" en ese tiempo, como parte del Imperio Ruso).
A los siete años, su talento prodigioso en el coro de la iglesia local le dio la oportunidad de ir a la capital del imperio y cantar con el Coro Imperial de la Capilla en San Petersburgo.
Allí el estudio música y composición con el director del Coro Imperial de la Capilla, el maestro italiano Baldassare Galuppi.
Cuando Galuppi volvió a Italia en 1769, Bortniansky fue con el maestro.
En Italia, tuvo considerable éxito componiendo operas: Creonte (1776) y Alcide (1778) en Venecia, y Quinto Fabio (1779) en Modena.
Dimitri, también hizo composiciones sacras en latín y alemán, tanto a cappella como con acompañamiento de orquesta (incluyendo un Ave Maria a dos voces y orquesta).
Bortniansky retorno a la corte en San Petersburgo en 1779 y floreció en creatividad. Compuso al menos cuatro operas.
Dimitri Bortniansky escribió también composiciones instrumentales en dicha época, incluyendo sonatas para piano y quinteto para piano y arpa, y un ciclo de músicas en francés.
Compuso también música litúrgica para la Iglesia Ortodoxa Rusa, combinando estilos de música sacra de Europa del Este y Oeste, incorporando la polifonía que aprendió en Italia; algunas obras son policorales, utilizando un estilo derivado de la técnica policoral de Venecia de Gabrielis.
Poco después, el genio de Bortniansky probo ser muy bueno como para ser ignorado, y en 1796 fue nombrado Director del Coro Imperial de la Capilla, el primer director que era parte del Imperio Ruso.
Con tan gran instrumento a su disposición, produjo más y más partituras de composiciones, incluidas 100 obras religiosas, conciertos sacros (35 para coros mixtos, 10 para coros dobles), cánticos e himnos.
Dimitri Bortniansky murió en San Petersburgo el 10 de octubre de 1825, y fue enterrado en el Monasterio Alexander Nevsky de San Petersburgo.
En 1882, Piotr Tchaikovsky editó las obras litúrgicas de Bortniansky, que fueron publicadas en diez volúmenes.
Mientras que las operas y composiciones instrumentales de Dimitri Bortniansky están a la par con los de los grandes compositores clásicos, es su trabajo coral sagrado el que se interpreta con más frecuencia hoy en día.
Este inmenso cuerpo de trabajo sigue siendo fundamental no sólo para la comprensión de la música sacra de la Rusia del siglo XVIII, sino que también sirvieron como inspiración para sus colegas ucraniano compositores en el siglo XIX.
La canción que escribió para el himno latín “Tantum Ergo” finalmente se dio a conocer en tierras eslavas como “Slaven Kol”, en la forma que sigue siendo cantada como villancico el día de hoy.
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