La Sinfonía inconclusa de Franz Schubert

Después de trabajar en la sinfonía en si menor durante un mes, en el otoño de 1822,  Franz Schubert (1797- 1828)  la dejó de lado para componer otra obra, la famosa fantasía “El peregrino” para piano.

En la primavera siguiente fue designado miembro honorario de la Sociedad Musical de Stiria en Graz, uno de los pocos honores que recibió durante su corta vida.

Escribió una carta de agradecimiento a la Sociedad en la que les prometía el manuscrito de una de sus sinfonías como señal de gratitud.

En septiembre, Schubert entregó la partitura inconclusa de la sinfonía en si menor a su amigo Josef Hüntterbrenner, ya que su hermano Anselm era miembro de la Sociedad Musical.

Aparentemente hubo un malentendido, porque Anselm nunca entregó la partitura a la Sociedad. 

La conservó sin decírselo a nadie durante 40 años.

En 1860, 32 años después de la muerte de Schubert, su amigo Josepf comentó al director Johann Herbeck acerca de la pieza.

Con dificultad, Herbeck convenció a Anselm, que por entonces ya era anciano, que le permitiera interpretar la sinfonía.

Herbeck tuvo que prometer interpretar también una de las obras de Anselm.

La presentación de los dos movimientos terminados de Schubert tuvo lugar 43 años después de compuestos.

Se ha sugerido que en realidad el compositor concluyó la obra, pero que los hermanos Hüttenbrenner perdieron la mitad.

La Sinfonía Inconclusa de Schubert, contiene parte de la música más bella que se haya compuesto jamás y, con seguridad, merece la popularidad que se ha ganado.