En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.
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Arthur Schopenhauer (1788-1860)

martes, 17 de marzo de 2009

La Sinfonía Fantástica de Héctor Berlioz


La Sinfonía Fantástica fue compuesta en 1830 y su estreno tuvo lugar en París el 5 de diciembre del mismo año.

Cuando Héctor Berlioz tenía 24 años, llegaron a su vida tres influencias muy importantes:

La primera, el “Fausto” de Goethe

La segunda las sinfonías de Beethoven, especialmente la “Heróica” que el joven Berlioz escuchó por primera vez en París.

El compositor se sintió sobrecogido por el poder y la originalidad de la orquestación del maestro de Bonn.

Por último fue la influencia de Shakespeare.

El joven Héctor Berlioz, interpretó que Goethe, Beethoven y Shakespeare eran espíritus románticos afines.

Sin importar que esta percepción fuera unilateral y tuviera el color que Berlioz buscaba, estos tres artistas parecían responder a una gran expectativa por parte del compositor en cuanto a la seriedad del propósito, la profundidad de la visión, la originalidad intrépida y una humanidad que todo lo abarca.

La inspiración que Berlioz tomó de estas notas, se concretó, dos años más tarde en una de las piezas más originales jamás compuesta. La Sinfonía Fantástica.

La sinfonía Fantástica es una obra que no se parece a ninguna otra.

Su razón de ser es extraña: Su paleta de sonidos no tiene precedentes, sus formas son frescas, su programa es bufón.

Y el resultado es una composición que crea su propio mundo en el sonido.

Las influencias de Goethe, Beethoven y Shakespeare, más el amor irracional de Héctor por la actriz Harriet Smithson, todo se conjugó en la mente del compositor de 27 años y lo que resultó fue algo completamente nuevo, sorprendentemente fresco, totalmente personal y una obra de arte.

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